Ayer domingo realizamos un tratamiento a una pareja en la que el varón no tiene espermatozoides en el eyaculado. Así que hubo que realizarle una biopsia de testículo. Se trata de una vez anestesiado el paciente coger un pequeño trozo del tejido testicular y después de prepararlo en el laboratorio buscar espermatozoides en el microscopio. En el quirófano esperan ansiosos que les gritemos desde el laboratorio: ¡hay espermatozoides! y así poder terminar la intervención.
A veces los encontramos rápido, como ayer, pero en otras ocasiones tardamos muchas horas en encontrar todos los que necesitamos para microinyectar los óvulos. No os podéis imaginar el estrés que supone, hay que sudar tinta para encontrarlos.
En este vídeo veis el aspecto que tiene, una vez procesada en el laboratorio, la muestra de tejido testicular al mirarla al microscopio a 400 aumentos. Como podéis apreciar se ven muchas células y al principio es difícil diferenciar los espermatozoides, lo que ocurre es que cuando ya lo has hecho muchas veces los ojos se te van directamente hacia las células que se mueven, es decir, los espermatozoides.
Es muy gratificante conseguir que estos pacientes tengan embriones, ya que cuando vienen a la consulta y se les dice que no tienen espermatozoides en el eyaculado lo primero que piensan es que no lo van a conseguir nunca, pero en la mitad de ellos somos capaces de encontrar espermatozoides en el tejido testicular, y con estos las tasas de embarazo son prácticamente iguales que con espermatozoides de eyaculado.
Es muy gratificante conseguir que estos pacientes tengan embriones, ya que cuando vienen a la consulta y se les dice que no tienen espermatozoides en el eyaculado lo primero que piensan es que no lo van a conseguir nunca, pero en la mitad de ellos somos capaces de encontrar espermatozoides en el tejido testicular, y con estos las tasas de embarazo son prácticamente iguales que con espermatozoides de eyaculado.
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